¿Realmente lo quieres? Entonces, ¿estás dispuesto a pagar el precio?


Para lograr el éxito en algo —en lo que sea— lo que de verdad tienes que tener muy claro es si realmente lo quieres. Para ello deberías responder a algunas preguntas como estas:

· ¿Es tu sueño?
· ¿Es lo que de verdad quieres en esta vida?
· ¿Estás dispuesto a hacer TODO lo que sea necesario para lograrlo?
· ¿Cueste lo que cueste?
· ¿Estás preparado/a para aceptar fracasos y superar todo tipo de adversidades?
· ¿Hay, por remota que sea, alguna posibilidad de que te des por vencido/a durante el proceso?
· ¿Te vas a focalizar 100% en ello?
· ¿Podrás decir NO a caprichos, gustos, hobbies, tardes con los amigos…?

Ten muy claro que, si lo quieres, a partir de ahora se olvidó todo lo que no tenga que ver con tu meta. Tiempo que pierdas en otras cosas es tiempo que no estás avanzando. Eso significaría que tardarías más tiempo en llegar y que probablemente te verías más motivado/a a abandonar.

¿Cuál es tu objetivo? ¿Lograr libertad financiera? ¿O quizás algo muy diferente, como ganar un trofeo deportivo? ¿Crees que Warren Buffet se iba a jugar a la PlayStation en sus ratos libres? ¿O crees que Usain Bolt se tiraba en el sofá los domingos a beberse unas cervezas con sus amigos?

El éxito requiere sacrificio, y tienes que estar dispuesto —y orgulloso— a pagarlo para llegar a lo más alto.


“Es importante divertirse en la vida. Pero mientras estás por allí  afuera pasándolo bien, sólo recuerda que hay alguien en  algún otro lugar que está trabajando duro y preparándose, alguien que está ganando. El éxito es trabajo, mucho trabajo”.

Ten en cuenta que si tú no luchas por tu sueño, nadie lo va a hacer. Y en otro sitio hay otra persona con tu mismo sueño, trabajando duro para obtenerlo. Si tu objetivo tiene un número de plazas reservadas (puesto de trabajo, mérito deportivo, mejor en lo que sea…), piensa que siempre hay otra persona trabajando duro para estar ahí y arrebatártelo. No te duermas en los laureles y déjate la piel en ello.

Es un orgullo y una alegría pagar el precio del éxito. Ello significa que estás más cerca de conseguirlo y que es seguro lo vas a conseguir.

Imaginemos que quieres comprar un televisor de 60”, último modelo, que tiene un precio de 3.000€. Seguramente te dolerá en la cartera cuando tengas que desembolsar dicha cantidad —a mí me dolería, pero habrá quien esté pensando que eso para él no es nada—. Pero de lo que estás seguro es que, una vez entregues el dinero, el televisor será tuyo y podrás ir derechito a disfrutarlo ¿no es así?

Con el éxito sucede lo mismo. Hay que pagar un precio. Ese precio es el trabajo duro, sacrificio, compromiso, esfuerzo, perseverancia, fracaso, aprendizaje… Pero cuando lo hayas pagado obtendrás a cambio lo que estás buscando. Es así de sencillo.

Siéntete feliz de estar pagando el precio para lograr el éxito.

BrianTracy, autor de varios best seller de desarrollo personal, decía:

 “Si quieres contactar con un futuro multimillonario, llámale por teléfono a su despacho fuera de horario laboral. Seguro que le encontrarás ahí”.

Y añadía:

“No hay atajos para conseguir el éxito. Empieza antes, trabaja más duro, y termina más tarde”.
Lo que quiere decir todo eso, es que no solo hay que trabajar duro, sino que hay que trabajar más duro que los demás.

¿Qué es el éxito para ti? ¿Hacerte rico? ¿Por qué crees que no todo el mundo es rico? ¿Crees que eres el único no rico que quiere fabricar grandes sumas de dinero? ¿Por qué no va todo el mundo conduciendo un Rolls-Royce y navegando en un yate?

¡Por que no es fácil! ¡Porque hay que pagar un precio muy alto para lograrlo! Da mucha pereza. Es mejor lamentarse y envidiar a quién sí lo ha logrado.

Nos gusta criticar y conformarnos, asegurando que esa gente tiene suerte y que se lo han dado todo hecho. ¿Sabes qué? Que muchas veces eso es así. ¿Y qué? ¿Esa razón es la que te quita las ganas de lograr lo que quieres? Permíteme decirte que eso es una estupidez.

Por otro lado, aunque es cierto que hay gente a la que le ha llovido el dinero del cielo, te aseguro que hay muchísima más —casi infinita— a la que no. Y se lo ha tenido que ganar. Si ellos pueden, tú también. Te prometo que el 99,9% de la gente puede obtener lo que desea si está dispuesto a pagar el precio —no diremos el 100% porque sería injusto, siempre habrá casos especiales, aunque, aun así estoy seguro que podrían mejorar su situación—. La vida está plagada de casos en los que la gente ha emergido de la nada y ha llegado hasta donde ha querido, solo investiga un poco en Internet, y ya verás.

Todo lo demás son escusas. Puede que a algunos les cueste más que a otros, pero todos llegan tarde o temprano si se sacrifican por ello.

De todos modos, a los que les ha llovido el dinero del cielo, ¿les guardas algún tipo de rencor? ¿Qué harías tú si te tocase la lotería? Dirías algo como “no quiero el dinero, yo quiero ganármelo honradamente”. No creo. ¿Y si resulta que tienen todo lo que necesitan porque sus padres son ricos? ¿Te molesta? A mí me molestó durante mucho tiempo. Estaba equivocado. No tenía la mentalidad correcta, aunque yo creía que sí. ¿Acaso no te gustaría convertirte en uno de esos padres ricos para que a tus hijos nunca les faltara de nada? Desde luego, a mí sí. Sé lo duro que es llegar a final de mes y no tener ni para pañales, y pensar en si podrás darle a tu hijo lo mejor en esta vida: la mejor educación, la mejor sanidad…

Pido perdón por haberme centrado en el tema financiero. Sé que algunos lectores tendrán otro tipo de metas. Pero es un ejemplo muy claro de éxito y, aunque tu objetivo no sea económico, dudo mucho que no hayas estado de acuerdo conmigo en todo lo que he dicho.


No debemos pensar solo en nosotros. Teniendo éxito también hacemos feliz a los que nos rodean. 


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