A menudo nos agobiamos
cuando tenemos que emprender el camino hacia nuestra meta u objetivo. Lo vemos
lejos, prácticamente inalcanzable. Hay que dar muchos pasos para llegar hasta
ahí. Eso requiere esfuerzo, sacrificio, constancia, dedicación, perseverancia,
incertidumbre… y tiempo, sobre todo tiempo. Aquello que anhelamos lo queremos
para ya mismo. Ese incontrolable deseo de alcanzar nuestra meta nos hace
volvernos impacientes, ansiosos e irracionales.
No
me malinterpretes, es del todo comprensible que desees lograr cuanto antes tu
propósito, disfrutar de ello y experimentar esas sensación tan reconfortante
que se siente al obtener algo por medio de mucho esfuerzo, ilusión y
sacrificio. Ese momento en el que eres feliz, como si de un premio de lotería
se tratase, pero aún más gratificante a nivel emocional, porque sabes que te lo
mereces y que has trabajado duro para conseguirlo. De hecho, no es productivo
que no sientas ese deseo, esas ansias de lograrlo, porque es con esa energía
con la que lo conseguirás.
No
se llega a la meta con una actitud apática y conformista. Lo único que debes
hacer es canalizar toda esa energía y enfocarte en tu meta, y en cuáles son los
pasos a seguir para llegar hasta ella.
Un
viaje de mil millas empieza con el primer paso, y después vine otro, y otro, y
después otro más. ¿Sabes ya por dónde tienes que ir? ¿Sabes dónde apoyar tu pie
en el próximo paso? ¿No? Pues primero averígualo. Si lo sabes ¡ve a por ello!
Estarás un paso más cerca llegar a la meta.
¿Lo
ves muy lejos? Siempre estará igual de lejos si no comienzas ya.
Pero
te comprendo. Para perder esos kilitos de más, tardarás meses; para escribir tu
libro tardarás mucho más; para finalizar con éxito la carrera en la
Universidad, años; para ponerte tan grande cono Arnold Schwarzenegger, ¡mucho más!
¡Uff!,
se cansa uno solo de pensarlo, ¿verdad?
Voy
a contarte un pequeño secreto, pero no se lo digas a nadie, ¿vale?
El
tiempo pasará de todos modos
Así
es. En medio de tanto agobio y miedo por comenzar se te había pasado por alto,
¿a que sí? No te preocupes, esta, como muchas otras, son pensamientos que están
ahí, que todos sabemos, pero que no tenemos en cuenta. Para eso estoy yo, para
recordártelo todo y mostrarte el camino.
Y
es que el tiempo correrá pase lo que pase. Al tiempo le va a dar igual que tu
empieces a estudiar o no, el seguirá su camino, segundo a segundo, minuto a
minuto, hora a hora…
Puedes
elegir empezar a conseguir tu objetivo o no hacerlo, pero el tiempo pasará de
todos modos. ¿Cuánto tiempo dura la carrera que quieres estudiar en la
Universidad?, ¿cuatro años?
– Sí, cuatro “añazos”, es muchísimo tiempo, no
puedo esperar tanto… —dirás tú.
Pues
piensa una cosa: los cuatro años pasarán de todos modos, estudies o no. ¿Sabes
cuál es la diferencia? Dentro de cuatro años puedes tener tu carrera o no
tenerla, y estar exactamente igual a como estás.
¿Quieres
perder peso? Lo mismo digo. ¿Cuántas veces dijiste “tendría que…”, “voy a…”, y
al final no has hecho nada? ¿Cuántas veces has pensado que si hubieras
comenzado con aquello que te propusiste ya habrías logrado tu objetivo? Solo
había que dar el primer paso.
A
veces, un paso en la dirección correcta puede terminar siendo el paso más
grande de tu vida.
●●●
Un excursionista muy peculiar,
al que le faltaba su pierna izquierda, la cual había perdido años atrás en un
accidente de coche, decidió subir hasta la cima de, nada más y nada menos, que
el monte Everest.
Preparó todo lo necesario para
su aventura, se mentalizó en ello y, rechazando toda ayuda y acompañamiento
posible, se dispuso a coronar aquella majestuosa cima.
Nadie creía que pudiera
conseguirlo, algunos no podían dejar de lado su preocupación, pero aquel hombre
llegó hasta arriba.
¡Sí! ¡Lo logró!
Podrás imaginar, querido
lector, el revuelo mediático que se formó. Todas las cadenas televisión, de
radio y todos los periódicos se peleaban por conseguir entrevistarle.
En una rueda de prensa, una
periodista le preguntó:
- —Disculpe la pregunta pero, teniendo en cuenta
que a usted le falta una pierna, ¿cómo hizo para llegar a la cima?
A lo que el protagonista de
tal increíble hazaña respondió:
- —Paso a paso, llegué paso a paso.
●●●
Y así es como se consigue
todo, yendo paso a paso. Pero para ello siempre hay que dar el primero, el
restó vendrá después.
Toma
la decisión, no mires tan lejos y disfruta del camino, cada cosa que hagas en
relación a tu meta te acercará más a ella. Después de un paso viene otro, y
luego otro más. Enfocarte en eso pasos, dando el 100% de ti en cada uno de
ellos, te hará más llevadero el camino. Son pequeñas metas que irás alcanzando,
pequeños granitos de arena que al final formarán una montaña. Si los ves como logros, por pequeños que
sean, te llenarás de motivación.
Si
decides empezar una carrera universitaria, no pienses en ella como un todo,
enfócate en cada curso como un objetivo a alcanzar. Después vendrá otro curso y
cuando lo superes otro más. Divide esa meta, que es el curso, en pequeñas
metas, que pueden ser los exámenes y trabajos que tengas que realizar. Más aún,
cada tema de cada materia puede ser un reto, un objetivo a alcanzar. La
satisfacción que experimentarás al sentir que has logrado tu objetivo, al
aprenderte un tema, te motivará a seguir y le dirá a tu subconsciente que vas
por el buen camino, que lo estás haciendo bien, que lo lograrás. ¡Ve a por el
siguiente!
Si
te has propuesto perder peso, tus micrometas pueden ser cada uno de los días
que superes exitosamente la dieta, o cada pequeño porcentaje de grasa corporal
que pierdas. No pienses en tu meta final, agobiándote porque todavía no estás
ahí, pensando en lo mucho o poco que queda. Disfruta del proceso y de todos
esos pequeños logros, que darán inevitablemente ese resultado final que
tanto deseas.
Da
tu primer paso con fe. No es necesario que veas toda la escalera, solo da tu
primer paso.
Ahora
ya sabes lo que tienes que hacer. Decídete y no caigas en la incómoda situación
de estar preguntándote qué habría pasado si hubieras emprendido aquel camino,
lamentándote porque has perdido el tiempo. Un tiempo valioso que ya no
regresará.
Imagínate
por un instante en esa situación. Sí, ya sé que tendría que estar tratando de
motivarte, y ese pensamiento no es precisamente muy motivador, lo reconozco.
Pero confía en mí. ¿Cuánto crees que puede llevarte conseguir tu objetivo? —A
modo orientativo—. ¿Un año?, ¿cuatro?, ¿quizás más? Pues ahora imagínate dentro
de ese tiempo —pongamos que cuatro años— sin haber dado ese primer paso,
habiendo abandonado tu sueño porque lo veías muy lejano e inalcanzable. No lo
tienes, pero sigues deseándolo. Piensas en ello constantemente. A menudo
decides que aún podrías ponerte a ello pero, ha pasado tanto tiempo ¿verdad? Si
hubieras empezado cuando lo pensaste la primera vez…
El
tiempo ha pasado de todos modos, ¿lo comprendes ahora? Solo tenías que haber
dado el primer paso, solo eso. Bueno, y los que vienen después, pero de eso ya
hablaremos más adelante. Lo importante ahora es que abandones tu zona de
confort, que escuches el pistoletazo de salida y ¡vayas a por tu sueño!
No
llores mirando hacia atrás, mejor sonríe dando un paso al frente.
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